lunes, 22 de febrero de 2010

Llueve

Llora.
Sin premeditación se larga a la experiencia terrestre.
Vuelve, ya paso por acá.
Lavando los ojos de su madre.
Alimentando a sus hijos.
Golpeando mi hogar, acariciando mi cabeza.
Reviviendo a Panchita.
Dando la música necesaria para los sueños.
Recuerda su experiencia apocalíptica.
Complicando la comunión de los cuerpos.
Facilitando el encuentro espiritual.
Revolviendo el alma.
¿Dónde estarás mañana, el próximo invierno, el día de mi muerte?
Siempre te espero, te recibo, te adoro, me fastidias y me abandonas.
Yo muy satisfecho te suelto, pues sé que volverás algún día.

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