Resulta que yo estaba ahí escondido, y sentí la lluvia, y miré.
Estaba un poco mareado.
Me di cuenta de lo hermosa que era el agua que llovía sobre el paisaje de piedra blanca y gris con el verde de las plantas y todo.
El cielo era gris también.
Resulta que de repente estabas vos.
No estabas, apareciste, me pareciste, con un vestido que eran muchos.
Sublime como solo vos sos.
Luego te ví otra vez, imaginándote como te ví la primera vez, sentí tus sueños, tus fantásticos sueños.
Ahora ya está, el gnomo se va a dormir (en realidad no, pero miente).
Buenas noches.
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